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¿Todo lo que se dice sobre el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado es verdad?

Ojo, porque sobre el SIBO existen demasiados mitos que, no sólo no ayudan a luchar contra los síntomas, sino que incluso pueden resultar peligrosos.

Lo prometimos y aquí está: una segunda parte de Mitos en este síndrome conocido como SIBO.

En la primera parte, entre otras cosas, te contamos que:

  • Se trata de un síndrome reconocido por científicos de todo el mundo.
  • Las dietas restrictivas no son beneficiosas a largo plazo.
  • Ni el SIBO ni el SII (síndrome del intestino irritable) están sólo en tu cabeza.
  • El SIBO puede causar síntomas digestivos en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal, celiaquía y otras patologías y 
  • No son exclusivos de países ricos.

Si quieres leer completa la primera parte de Mitos del SIBO, podrás hacerlo aquí.

De momento, vamos a seguir con 5 mitos más sobre el síndrome del sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado.

Mito 6. El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado es contagioso

Falso.

Si definimos el sobrecrecimiento bacteriano como un exceso de bacterias en el intestino delgado, ¿pueden estas contagiarse a las personas con quienes convivimos? La respuesta sencilla es que no: ni compartir comida, enseres ni fluidos corporales ni el contacto con las heces pueden hacer que el SIBO se transmita de persona a persona. 

Aunque existen circunstancias que pueden hacer que lo parezca. 

Muchos casos de SII y SIBO aparecen después de una gastroenteritis infecciosa. 

Un ejemplo clásico sería una salmonelosis al comer pollo o huevo contaminados. 

Una de cada diez personas que han sufrido una gastroenteritis por Campylobacter jejuni experimentan SII postinfeccioso. 

Estas infecciones se adquieren generalmente al comer alimentos contaminados por agentes bacterianos procedentes de las heces de animales o personas, pero también es posible el contagio por contacto directo con dicha materia fecal. Esta es una de las razones por las que en la consulta insistimos en la higiene a la hora de manipular y cocinar los alimentos. 

Después de estas gastroenteritis, la motilidad intestinal puede quedar alterada. Según el grupo de investigación de Mark Pimentel, una reacción autoinmune dañaría el funcionamiento del complejo migratorio motor, que es un mecanismo de autolimpieza muy importante para la salud intestinal. 

Este mal funcionamiento de la motilidad intestinal puede hacer que determinadas especies bacterianas crezcan excesivamente en tramos del intestino delgado donde normalmente no aparecen, o se encuentran en una cantidad muy limitada. 

Cuando el organismo no es capaz de resolver esta situación aparece el síndrome del sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado.

En definitiva, no. No podemos contagiarnos de SIBO. Pero sí podemos adquirir una gastroenteritis infecciosa que nos haga susceptibles de padecer SII postinfeccioso o SIBO.

Mito 7. El SIBO es hereditario o genético

Mito 7. El SIBO es hereditario o genético

Falso.

Son muchos los pacientes que nos cuentan que sus padres o hermanos padecían del colon, del intestino y que, al ser diagnosticados de SIBO, se preocupan de que sus hijos puedan tener el mismo problema.

Nuestra microbiota acaba pareciéndose a la microbiota de aquellos con quienes convivimos. 

Lo que comemos, las infecciones que podemos adquirir, nuestros hábitos, el contacto con animales y muchos otros factores ambientales determinan la composición de los microorganismos que conforman nuestra microbiota. 

Es cierto que, si una madre presenta un SII con estreñimiento asociado a la presencia de arqueas productoras de metano en su intestino, sus hijos tendrán más riesgo de presentar las mismos microorganismos en el intestino que su madre y, por tanto, de desarrollar sintomatología a lo largo de su vida. 

Pero esto sucede no sólo por transmisión directa de esta microbiota o por genética, sino por compartir hábitos y factores ambientales como la dieta, agentes infecciosos, tóxicos, etc.

Nuestro microbioma está muy determinado por estos factores, aunque haya cierto componente hereditario. 

De la misma manera que no todas las personas que tienen gastroenteritis desarrollan SII o SIBO, tener SII o SIBO no significa que tus hijos vayan a padecerlo.

Mito 8. El ejercicio empeora el SII/ si tienes SII sólo puedes hacer ejercicio suave como yoga o pilates

Falso.

La actividad y el ejercicio físico son imprescindibles para la salud y ya hemos hablado de sus beneficios específicos en salud digestiva y SII.

  • Mejora el estreñimiento.
  • Favorece la expulsión de gases.
  • Ayuda a gestionar el estrés. 
  • Contribuye al buen descanso nocturno. 

La mayoría de personas con SII tienen alteraciones en la motilidad del intestino delgado, aún cuando la sintomatología predominante es diarrea. El ejercicio físico disminuye el tiempo de tránsito en el intestino delgado, por lo que ayudaría a prevenir la aparición de SIBO.

Es cierto que la actividad física, especialmente cuando la intensidad es elevada, puede empeorar los síntomas digestivos en algunos pacientes.

La diarrea del corredor es un fenómeno reconocido en la literatura científica como una respuesta fisiológica al ejercicio. Estas razones, entre otras, han contribuido a que se generalice el mensaje de que los pacientes con SII deben caminar o practicar disciplinas suaves como yoga, pilates o tai chi.  

Esto no significa que el ejercicio intenso sea perjudicial ni que tengamos que renunciar para siempre a correr largas distancias o hacer crossfit si es lo que nos gusta.

El dolor abdominal, la hinchazón, la diarrea y otros síntomas digestivos pueden dificultar la adherencia al ejercicio, contribuir al sedentarismo y repercutir negativamente en el rendimiento deportivo. 

En IVADI somos conscientes de ello. Nuestro equipo multidisciplinar ayuda a nuestros pacientes a gestionar sus problemas digestivos sin renunciar a una vida activa o a su deporte favorito.

Mito 9. Los hombres no tienen SIBO/SII

Mito 9. Los hombres no tienen SIBO/SII

Falso. 

Ni el SII ni el SIBO son enfermedades de mujeres, aunque sí existen diferencias entre sexos.

Es cierto que cuando estudiamos los síntomas que presentan los pacientes con SII encontramos diferencias entre sexos: por ejemplo, las mujeres tienen estreñimiento con mayor frecuencia. Además, según la fase del ciclo menstrual, puede haber cambios en el tránsito intestinal.

En el caso de SII, se dice que el doble de mujeres consultan al médico por sus síntomas. Esto es habitual en la mayoría de enfermedades consideradas funcionales. 

La autoinmunidad también es más habitual en mujeres, lo que podría explicar por qué el mencionado SII postinfeccioso sería más frecuente en el sexo femenino.

h2.Mito 10. Ser vegetariano o vegano es perjudicial en SIBO

Falso.

Esto es otro mito que debemos desterrar, no sin antes reconocer que seguir una dieta baja en FODMAP siendo vegetariano y, sobre todo, siendo vegano, puede exigir un extra de creatividad para evitar déficits nutricionales. 

Las legumbres, los derivados de soja no fermentados y muchos ultraprocesados con elevado contenido en proteína vegetal no son aptos durante la fase baja en FODMAP estricta. 

Pero incluso en esta fase es posible confeccionar un menú vegetariano o vegano con suficiente aporte energético y proteico

Nuestros dietistas-nutricionistas se encargan de ello y revisan que el suplemento de B12 indicado para el paciente sea bajo en FODMAP.

Y hasta aquí este artículo para desterrar mitos sobre el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO) y sobre el síndrome del intestino irritable (SII).

Convivir con los síntomas que estos síndromes provocan tiene muchas repercusiones negativas sobre el bienestar emocional.

Esperamos que esta serie de artículos te ayuden a mejorar tu salud digestiva y tu calidad de vida. Y, si quieres contar con apoyo profesional, recuerda que puedes hablar con nosotros por Whatsapp aquí.

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IVADI es el Instituto Valenciano Digestivo. Somos referentes en el tratamiento de la obesidad y problemas digestivos. Nuestro equipo está formado por médicos, profesionales de la nutrición y de la psicología para poder realizar el abordaje integral necesario para nuestro objetivo: ayudar a nuestros pacientes a ganar salud y bienestar.

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